Sobre mí
Nací en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Mi infancia estuvo acompañada por un ámbito familiar de abuelos, tíos, padres, primos y hermano. No puedo dejar de recordar los aromas de panificados que me esperaban en casa a la hora de regresar de la escuela para luego compartir con mi madre y mi abuela, las bellas siestas porteñas con los estímulos y valores que creaba el cine argentino de época en blanco y negro. Mi nacimiento tuvo sus complejidades y supongo que estas circunstancias generaron en mí curiosidad e interés por saber de la vida, y lo primero que surgió fue la palabra, Dios. Qué era y quién era Dios. Las primeras respuestas las encontré en la Parroquia Santiago Apóstol, del barrio de River, Núñez. Allí comenzó un encuentro bello, genuino y sincero con mi mundo interior, desde monaguillo a lobo rampante en los BoyScouts transité mi pre adolescencia.
Comencé a conocer las técnicas milenarias como el Yoga, la meditación y la visualización porque ellas eran parte de la vida de mi abuela y madre. En mi temprana edad, escuchando una meditación experimenté el salirme del cuerpo, vivencia que me asustó mucho y al compartirla con los curas, sus respuestas no lograron acallar mi curiosidad. Ese hecho inexplicable para un niño de diez años, fue encontrando respuestas y revelaciones mucho más adelante en mi vida.
Mi adolescencia comenzó a estar trazada por el deporte, desde el rugby, el fútbol y el básquet, ya que fui parte de la primera generación de alumnos turno mañana recibidos en el Instituto Educativo del Club River Plate. El club, la escuela, junto al barrio de Belgrano, me dieron los amigos del alma y la experiencia de los valores de compañerismo, amistad y comunión con los demás. Una etapa llena de aventuras, de viajes deportivos y los primeros amores.
Al término del secundario comencé mi formación universitaria en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Para esta época ya tenía bastantes años de trabajo en áreas de venta de juguetes, agencia de publicidad, ventas, Logística y producción de autopartes (fábrica familiar). En esta etapa tenía todo lo que "creemos" o creía pretender para la vida, una familia que me acompañaba, un negocio próspero, una novia y amigos inseparables. Pero, así y todo, no lograba entender el porqué de mis vacíos, teniendo muchas veces sentimientos de culpa por no ser agradecido por todo lo que la vida me daba. En la tranquilidad de mis retiros contemplativos en los bosques de Palermo, comencé a recordar aquella etapa vivida de niño y que había quedado inconclusa en relación al desarrollo del mundo interior. Comencé a buscar respuestas a través de la lectura de libros espirituales que fui encontrando en la biblioteca familiar. Esas filosofías comenzaban a prender en mí.
Mientras me replanteaba quién era, Argentina comenzaba a vivir situaciones económicas muy complicadas que más tarde terminarían siendo unas de las crisis más importantes de la historia de mi país. La fábrica familiar no estuvo ausente de la crisis económica, perdimos la mayoría de los bienes materiales y vínculos sociales. Al retirarnos de la capital, fuimos a vivir a un pueblo del interior de la Provincia de Buenos Aires, y con sorpresa, aquel vacío interior comenzaba a mermar. Aquí comencé a incursionar por el mundo del teatro y de una vida más simple incorporando una conexión más genuina con la naturaleza. Después de tanto tiempo podíamos disfrutar de charlas profundas en familia y con nuevos vínculos. A esta altura ya había leído bastantes libros espirituales y esotéricos que me permitieron practicar algunas enseñanzas y sobre todo abrir mi mente a nuevas formas de observación de la existencia.
Ya había construido un próspero emprendimiento que me llevó a vivir nuevamente en la capital y a viajar mucho a diferentes provincias de la Argentina. Pero con la muerte temprana de mi padre, comenzaron nuevamente mis preguntas existenciales. Y entonces junto a mi madre y hermano decidimos dar un salto cuántico a todo lo conocido y nos trasladamos a vivir una villa turística, en las montañas del sur patagónico, en ese entonces, de alrededor de 5000 habitantes.
Podría decir sin ninguna duda que aquí volví a nacer, un nuevo despertar en mi interior empezaba a surgir. Iniciaba mi real proceso de autoconocimiento. Al principio no fue fácil, tenía muchas resistencias, no podía ni hablar de mis conflictos, me costaba confiar en alguien más para compartir mi sentir (mis dolores y heridas, mi historia...). Las dinámicas de tranquilidad, la contemplación en los lagos, y nuevos círculos de amistad comenzaban a dar sus frutos. Me adentraba en la sensación de merecimiento y poder mirar los regalos que la vida tenía para darme. A partir de una actitud de aprendizaje comencé a trabajar la aceptación y surgió el cambio. La crisis argentina ya había sucedido, dejando sus resabios y la comuna necesitó de todos nosotros para sostener y acompañar el triste y terrible escenario. Fue entones que la solidaridad se incorporó de una manera única en mí vivir.
Comencé los estudios del Bhagavad Gita (principal textos sagrados de la India), incorporé la meditación y la alimentación vegetariana. Conecté con grupos que habían elegido vivir en comunidades, autoabasteciéndose en armonía con la naturaleza, algunas comunidades aplicaban la filosofía Maya y otras las enseñanzas de maestros de la india. Y llegó a mi vida la oportunidad de conocer un maestro espiritual y la invitación a vivir mi propia experiencia comunitaria, así que luego de dialogarlo en familia y con amigos decidí realizar nuevamente el salto cuántico de ir por aquello que creía y tan bien me hacía. Viajé a vivir en comunidad en un áshram, (lugar de meditación y enseñanzas hinduista). Entre las distintas tareas fui asignado al área administrativa donde comenzaba a desarrollarme en el armado de fundaciones, asociaciones, cooperativas y empresas, desarrollando planes estructurales tanto en lo técnico como en los recursos humanos. En los años vividos allí, conocí y practiqué el arte de la meditación, el taichi, el kunfú y la KriyaYoga y fui parte del equipo encargado de organizar el primer congreso internacional de Inteligencia Emocional. Todos estos aprendizajes ayudaron a ir encontrando respuestas, y lo más importante, fui conociéndome y aceptándome.
Mi vida comenzaba a tomar sentido, me sentía más vivo que nunca y así bajo esta vibración y con una mayor conciencia, llegó a mi vida el amor de pareja. Mi hermosa compañera de viaje, un ser maravilloso, bella, profunda, inteligente y sensible. Alejandra, con quien comparto una hija que llegó abriéndose paso a este plano de una manera épica y mostrando el poder del milagro que tiene la existencia para estos caminantes. Su amor a la vida me invita siempre a estar presente, atento al valor de lo importante. Diría en japonés Arigató (gracias) o mejor dicho Arigatí (un ser agradecido)
Fue una época atravesada por vivencias y encuentros con diferentes herramientas como lo son la Inteligencia emocional, las constelaciones Familiares, la Gestalt, el eneagrama, la biodecodifación, el mundo Mindfulness entre otras disciplinas. Por mi sed de conocimiento por todo aquello que enriquecía mi alma, decidí adentrarme más en estas maravillosas herramientas.
Hoy, mirando aquel tiempo donde comenzó todo, puedo realmente integrar la propuesta que me hiciera Alejandra, mi compañera, a abrir un espacio terapéutico para ser un vehículo o un puente a la transformación de las personas. Diría que de eso se trata todo, de ser un humilde eslabón de una cadena invisible de amor para el despertar a la verdad que nos revela la existencia.
En este proceso de aprendizaje de las herramientas incorporadas a la cotidianidad de mis vivencias debería decir que la vida me regaló no solo extraordinarios formadores, sino seres humanos maravillosos, que marcaron los hilos sentidos de mi ser.
El agradecimiento es una sintonía que sería adecuada para este presente. VivirSiendo es lo que engloba todo el recorrido hecho y el que falta transitar, y en mi encuentro con el otro podría citar a Jung con su bella reflexión: "Conoce todas las teorías. Domina todas las técnicas, pero al tocar un alma humana se apenas otra alma humana".