Sobre mí
Mi nombre es Alejandra, nací en Córdoba Capital, Argentina. Crecí junto a mis padres, personas trabajadoras que me trasmitieron muchos valores y mis dos hermanas que son uno de los regalos más bellos que la vida me ha dado. Desde pequeña, mi creatividad fue mi gran compañera, me gustaba mucho pintar, dibujar, rediseñar objetos y sobretodo volaba muy alto con mi imaginación. Esta tendencia fue enriqueciendo mi mundo interior, por un lado me ayudó a creer en mis creaciones, pero por otro lado muchas veces me encerraba en mí.
Siempre fui una persona muy conectada con lo espiritual, desde pequeña mis diálogos con Dios y con mi ángel guardián, a quién llamé Amiamo me llenaban el alma y me guiaban en cada carta o palabra que les redactaba. En mi diario íntimo eran mis mejores amigos. En las diferentes etapas de mi vida, escribir ha sido mi canal de comunicación y expresión. Desde mi diario íntimo, cientos de poemas, cartas con temas específicos o a otras personas, visualizaciones o ensueños dirigidos, historias reales o imaginarias, trabajos de introspección, y textos que surgen desde la profundidad de mi ser. Pero por mi personalidad "reservada" siempre guardé muchas cosas sólo para compartir con mi gente de confianza, y así fui guardando mi voz...
A lo largo de mi infancia y adolescencia siempre fui muy observadora de la vida y la realidad de las personas, esta aptitud hizo que amigos y conocidos se acercaran a mí en busca de escucha y quizás alguna palabra de ánimo o simplemente de comprensión. Todos estos hechos me llevaron a encontrarme con mi profesión, y es así que decidí estudiar la carrera de psicología, sintiendo que sería el puente para poder ayudar a quien lo necesitara. Transité la facultad entre dudas y certezas, sabía que quería acompañar los procesos personales, pero no me sentía del todo cómoda con la forma (o la teoría) y por esta razón comencé a indagar en mí a través de otras terapias y enfoques, los cuales fueron haciéndome mucho bien.
El paso por la facultad, fue impregnado de muchas vivencias, fue un camino de descubrimientos a través de experiencias. Conocí gente hermosa, que vibraba en una misma sintonía con mi sentir, fui conociéndome más, abriéndome más al otro, al mundo. Viví procesos personales muy profundos, llenos de crisis (oportunidades). Había conocido a un Maestro Espiritual que abrió mi corazón, reflejándome en cada encuentro mis luces y sombras, además ya había comenzado mi formación en Gestalt Transpersonal, así que no me quedaban dudas de que había que crecer. Dolió, y dolió mucho, a veces en el valle, a veces en la cima, a veces sintiéndome nadie, a veces parte del Todo, a veces enajenada y otras expandida... decidí vivir en comunidad hasta que sintiera que estaba lista para dar un nuevo paso.
De lo único que siempre estuve segura, es que merecía un buen amor. No sabía cómo, dónde ni cuándo, tenía la certeza de que iba a suceder. Así que sólo tenía que estar preparada para poder recibirlo, y me dije: "Bueno Ale, disponte a limpiar tu jardín interior así cuando llegue esa personita, encuentra un lugar bonito donde quedarse". Al poco tiempo, sentí que desaparecía en un abrazo, perdiendo la noción del tiempo y del espacio... su nombre es Damián, mi amor soñado, un alma hermosa, un humano, tan humano que también le dolió crecer y juntos nos acompañamos, respetando nuestra individualidad, y siempre tratando de estar presentes en nuestro mundo de pareja. Mientras terminaba la carrera de Psicología, nos casamos por civil y con una ceremonia espiritual, celebramos nuestro amor vestidos de blanco y coronados con flores.
Ya estaba lista, había llegado el momento de dar un nuevo paso, construir junto a mi compañero la vida que queríamos, así lo hicimos (y seguimos rediseñando todo el tiempo), nos fuimos a vivir juntos y con los años, llegó a nuestro jardín interior una semilla de amor, otra almita, nuestra hija Bhakti, nació prematura, y esa experiencia con todos sus tintes, fue un gran aprendizaje. Lo importante y lo urgente, el fluir y el soltar, la fe y las creencias, las alegrías y las tristezas... nada más y nada menos que la vida y la muerte. Todo está conectado. Estamos conectados, Sí... crecer duele! Dicen que el mundo nació de una gran explosión. El parto o la cesárea duelen, las semillas se rompen... tal vez el dolor es vida, tal vez el dolor es transformación y es la misma cara del amor. No es el ser el que sufre, si no el ego, activando mecanismos para defenderse. Por eso fuimos entendiendo que no se trata de hacer, si no de ser y más aún de VivirSiendo.
Y así fue que mientras yo trabajaba en el consultorio y él en ámbitos organizacionales, seguíamos formándonos en diferentes terapias, enfoques y en los propios despertares de la vida misma. Siempre encontrábamos y aún lo seguimos haciendo el espacio para la introspección y reflexión, y un día, invité a Damián a que vivamos esta aventura juntos, a crear un espacio de crecimiento personal de puertas abiertas para aquellas personas que resuenen con nuestras propuestas de autoconocimiento, a través de herramientas que han sido las mismas que nos han nutrido a nosotros.
Vivirsiendo es Conciencia Plena. Es una invitación para todas aquellas personas que quieran enriquecer la vida de otros con su conocimiento, ofreciendo sus saberes y experiencia. En VivirSiendo creemos que el "granito de arena" es un tesoro que aporta valor a lo colectivo y nos nutre como tribu humana.